Escuchar la infancia

Hablamos mucho de los niños, pero poco hablamos con ellos. Tienen otra forma de entender y explicar las cosas que suceden, lo que les rodea. Escucharles ¡qué difícil resulta! Hay que tener tiempo, paciencia y capacidad para comprender la lógica del pensamiento que los diferencia.

Encontramos voces infantiles que hacen posible mundos fantásticos, el maravillarnos con genuinos pensamientos, con la genialidad de las ideas que expresan, con la incertidumbre de no saber qué dirán, ni de qué manera están pensando.

Los diálogos y las reflexiones que suscitan cuando nos hacen saber lo que piensan de múltiples maneras, abren ventanas de oportunidades para actuar en favor de su desarrollo, estructura líneas de intervención para ayudarlos a resignificar sus ideas, su realidad, las hipótesis que tienen para entender el mundo en el que crecen y se desenvuelven.

La escucha exige un enfoque diferencial, nos enfrenta a la diversidad que deja ver imaginarios, tradiciones, particularidades del niño que se tiene enfrente, la cultura y tradiciones que lo constituyen.

Formarnos en la escucha, exige pensarlos, avanzar en la construcción de buenas preguntas que los movilicen a niveles superiores, legitimar todas las respuestas, así no sean las correctas o las esperadas. Significa investigar, rastrear y comprender la lógica del pensamiento infantil. La idea es que tengamos la sensibilidad de entender ¿Cómo se siente un niño cuando es escuchado? ¿Qué es escuchar a un niño?

El ser escuchado a través de múltiples lenguajes permite:

  • Organizar ideas y emociones.
  • Plantearse nuevas preguntas.
  • Resolver situaciones cotidianas.
  • Sentirse seguro y tranquilo al poder expresarse.
  • Dar importancia a otros y a si mismo.
  • Sentirse respetado.
  • Movilizar capacidades y reorganizar sus propias hipótesis.
  • Reconocerse a sí mismo, a los demás, marcando huellas de identidad.
  • Conocer cómo viven las transformaciones de la familia, de los sucesos cotidianos.
  • Producción colectiva de la Fundación Carvajal

Caballito de lápiz

  • ¡Ven para oreja, vamos a escucharlos!